26 de septiembre de 2007

Cosas que nunca deberíamos haber aprendido.


Me gusta aprender cosas, igual que a mucha otra gente. A veces las apariencias engañan, por que la gente pasa de ver programas educativos en la televisión, y a los niños no les gusta estudiar. Sin embargo la gente sabe mucho más de coches y de motos desde que hay españoles ganando en Fórmula 1 y en Mogo GP. Los niños no quieren estudiar, pero prestan muchísima atención cuando les estás haciendo algún truco, además de que se saben de memoria los cuentos que les gustan. La gente aprende, y lo hace por que le gusta, el problema está en esas cosas que tenemos que aprender, sin elegir si nos interesan o no. Ese abuelo que ahora sabe qué son los Boxes, que los coches de carreras tienen ruedas para seco y para mojado, sin embargo dice que los móviles son muy complicados. Esa niña, que no quiere aprender geografía, se sabe de memoria los nombres de todos los enanitos de Blancanieves.
Hay cosas que no nos interesa aprender, pero nos obligan por nuestro bien. Desde el "no te metas en la boca las cosas del suelo" o "Mira siempre a los dos lados antes de cruzar". Estas nociones de seguridad básica te las repite tu madre hasta que las aprendas, quieras o no, pero nadie se puede quejar de eso, ya que al fin y al cabo, es algo que se hace por el bien de las personas, y al fin y al cabo, aprender de las experiencias de otras personas es una de las características más importantes de los seres humanos. Aprendemos constantemente de nuestros padres, de nuestros compañeros, incluso de gente que ni conocemos, ya sea a través de libros, o de cualquier otro método.
De modo que aprender es tan importante, que no podemos dejarlo al azar... los niños podrían aprender cosas erróneas, o no aprender cosas necesarias por perder el tiempo aprendiendo otras inútiles. Así que todos van al colegio, y allí todos aprenden las mismas cosas, útiles y necesarias, quieran o no.
La cuestión es que al terminar todos hemos aprendido cosas que son ciertas y fiables, y que nos serán útiles el día de mañana.
Por ejemplo, todo el mundo sabe que el cielo es azul... pero ¿Es realmente azul el cielo?. El cielo cambia, varía; aún sin nubes no tiene siempre la misma tonalidad ni es uniforme. El cielo puede ser azul celeste, azul marino, naranja, rojo, violeta incluso. Pero como todos aprendimos que el cielo es azul, no nos hace falta levantar la vista para saber que ahí está el cielo, y que es azul, de modo que no lo hacemos, y no vemos ni los naranjas ni los violetas, y cuando por fin alguien nos enseña una fotografía pensamos "Caramba, que cielo más raro, no es azul".

Olvida por un momento esas cosas que aprendiste, olvida que el cielo es azul, mira al cielo y disfruta de sus colores, olvida que los pájaros vuelan, y obsérvalos volar, fascínate con sus piruetas, olvida que hay que ser trabajadores y competitivos, olvida por un momento que no tienes tiempo, que hay muchas cosas que hacer, disfruta de la vida un rato, y luego vuelve a aprender todo eso, pero bajo un nuevo prisma, captando nuevos matices, disfrutando de lo que antes era aburrido y azul.

25 de septiembre de 2007

No sabemos ver


Es increíble como cualquier día, a cualquier hora, hay algo bonito a nuestro alcance, esperando a que nos fijemos para alegrarnos el día, o quizás, únicamente, para que se nos afloje la mandíbula o simplemente para que se nos escape algún que otro suspiro.
¿Cómo puede la gente no prestar atención a ese rayo de sol furtivo, que se cuela entre las nubes para llegar por fin al suelo después de atravesar el firmamento?
"Rayos de sol hay muchos, podemos verlos todos los días"
Cierto, pero no prestais atención a ninguno de ellos, la belleza se os escapa como arena entre los dedos por que no os importa retenerla, estais demasiado ocupados en vuestros quehaceres cotidianos.
Y cuando veo uno de estos momentos, una de estas "cosas bonitas", no puedo evitar intentar guardarla para el recuerdo, por si algún día se acaban, o mis quehaceres cotidianos no me permiten volver a ver esos pequeños milagros que suceden todos los días. Así que saco mi cámara de fotos e inmortalizo el momento, y luego pienso.... esto es precioso, pero no era así, el color era más vivo, el aire parecía más denso, el rayo de luz parecía estar abriéndose paso, ganándose su camino hacia el suelo apartando las nubes de su camino... ¿Por qué todo eso no sale en la fotografía?

La respuesta es en realidad sencilla, pero en cierto modo inquietante, las cosas bonitas, los detalles agradables, los pequeños milagros, no suceden por ahí, no ocurren, no se aparecen para que la gente los vea. Todas esas cosas están dentro de nosotros, y las vemos por que nuestro estado de ánimo es el adecuado. No es que otras personas no puedan verlas, es que no están del humor adecuado para poder disfrutarlas, y como no ven estas cosas, no hay nada que les alegre el día, y sus vidas se vuelven grises y deprimentes.

Esfuérzate, fíjate en los detalles, capta lo invisible, alégrate el día, la naturaleza nos da cantidad de oportunidades cada día. Los niños, con su inocencia, y con sus personalidades capaces de ver maravillas en cualquier sitio, son incluso mejores que la naturaleza, por desgracia es mucho más difícil captarlo con una fotografía.